viernes, 24 de junio de 2011

La ciudad de las bestias, de Isabel Allende.

Se sentía como un bicho raro. Su madre luchaba a duras penas contra el cáncer que minaba sus fuerzas, y su padre y sus hermanas trataban como podían de seguir con sus vidas. Pero Alexander Cold, con sus escasos quince años, apenas podía levantar cabeza. Nada era como antes y la tristeza parecía haberse instalado en su hogar, otrora pletórico de paz y felicidad.

Para Alex, las vueltas que da la vida aún le tenían deparadas impresiones y experiencias muchísimo más fuertes. Por el bien de su madre enferma, el padre había decidido enviar a sus tres hijos con sus abuelas: las niñas permanecerían junto a la abuela materna y Alex debería viajar hasta Nueva York, al lado de Kate Cold, su nada común abuela paterna.

Nadie dudaba que vivir junto a Kate, una escritora y viajera impenitente, era una aventura peligrosa. Y si además, se le sumaba el hecho de que Alex debía viajar en su compañía hasta la selva del Amazonas, su futuro se vislumbraba como una imagen sacada de una película de terror. Pero la suerte estaba echada y Alex emprendería el vuelo hacia Brasil, para formar parte de una extraña expedición hacia el interior de la selva, junto con Kate y otros miembros de la International Geographic, en busca de una ciudad mítica habitada por Bestias legendarias. Un viaje rumbo a los límites entre la realidad y el sueño que pronto se revelaría, para Alex, como una aventura iniciática sembrada de misterios inexplicables.

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